Nuestras cepas

La vendimia 2021 en Dominio Fournier

Publicada el 25.11.2021

Cada vendimia es un nuevo comienzo. La bodega se activa con la ilusión de vivir de nuevo una experiencia cercana a las primeras veces: vuelven las mariposas en el estómago, los planes, las ilusiones, etc. Todo para conseguir que los nuevos vinos expresen el trabajo y la dedicación acumulada durante todo el año.

 

Dejamos atrás un año que comenzó con la llegada de la borrasca Filomena, esa que nos dejó tiesos de frio durante varias semanas con temperaturas mínimas en nuestros viñedos de -15ºC. Así que no le hablemos de resistencia al frío a nuestras cepas…

 

Alcanzada la primavera, las lluvias ha sido protagonistas durante la brotación y, durante el mes de julio, se marcaron precipitaciones máximas históricas. Este escenario no ha marcado en exceso el ciclo vegetativo de nuestros viñedos, gracias a la naturaleza de los suelos, sin apenas capacidad de retención y fuertemente drenantes.

 

Le siguió un verano de temperaturas suaves, lo que ha hecho que la planta pueda vegetar sin bloqueos, con una correcta producción de fotoasimilados que ha potenciado lo que los técnicos llamamos una “alta madurez polifenólica”. Esta condición supone una buena acumulación de moléculas responsables del color, la estructura y la longevidad de nuestros vinos. Es así como este año 2021 muestra vinos de gran equilibrio, potentes y elegantes que ya empiezan a descansar en barrica.

 

Y es que el vino es uno de esos pocos productos que puede encerrar intrínsicamente un resumen del año agrícola con cada añada. Por eso nos gusta tanto y nos parece tan extraordinario.

 

Todo esto, que así dicho parece fácil, supone el trabajo coordinado de muchas personas, un gran equipo compuesto por vendimiadores, tractoristas, mesa de selección, personal de bodega, laboratorio y oficinas. Una gran orquesta que debe ordenarse, darse relevo y que termina hermanándose gracias al empeño y la complicidad que dan las horas de trabajo, la resolución de problemas y los bocatas compartidos a deshoras.

 

Siempre es emocionante recibir una nueva añada, no solo porque es la única oportunidad anual de abastecernos de nuestros vinos, sino porque siempre supone un proceso rico en experiencias. Nos hace crecer, entender y, por lo tanto, nos ayudan a relatar y dar forma a nuestra historia, a través de lo que somos, de lo que hacemos y a lo que aspiramos.

 

Nuestros vinos están hechos para compartir, por eso nos ilusionan. Puede parecer excesivamente poético, pero una nueva añada es la promesa que nos hace soñar con ese nuevo momento donde se compartirá con las personas que queremos, donde celebraremos un rencuentro, un logro…

 

Ese es uno de nuestros motores y es lo que esperamos con este 2021. Deseamos que todos encuentren buenos motivos para descorchar y brindar con Domino Fournier.

 

¡Salud!

 

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